jueves, 31 de julio de 2014

Vibraciones positivas de la madrugada

Desolada y perdida en el desierto de la triste amargura, se encontraba la cabeza que, ya en el pasado, olvidó cómo se traza el rumbo de la vida. En la mayor de las penumbras y sumergido en el húmedo pantano de la melancolía, se encuentra un corazón marchito, que añora épocas pasadas. Inerte y a la deriva, semiflota un blando cuerpo que parece abandonado desde hace tiempo.
Todo distinto, cada día todo nuevo, diferente pero familiar, un sol parecido al de ayer, pero no igual, una sonrisa prácticamente idéntica, pero totalmente diferente. Lo que ayer estaba bien hoy no funciona y lo que en antaño ocupaba nuestra capacidad de preocupación, ya no la altera.  ¿Qué fue de esa máquina de sueños alojada en la cabeza? Estropeada, parece ser, estropeada y sin arreglo, o eso es lo que a veces se concluye.
De la sonrisa hace ya tiempo que no se habla, Don Dinero y sus secuaces se la llevaron lunas atrás, se dice que la retienen para solo poder disfrutar ellos de su compañía, pues la avaricia aplacó a la humanidad de sus corazones, envolviendo sus mentes y tapando sus retinas con ansias de poder y de riquezas.
La esperanza se retiró del combate, pues sin su compañera, ahora secuestrada, no tenía fuerzas para continuar, la lucha parece llegar a su fin, aunque hay quien habla de sonrisas ocultas entre calles anaranjadas, hay quien dice que aún la gente se enamora, mira a su pareja a los ojos y es capaz de sonreír, soñar de la manera más sincera que el universo conozca. Se rumorea también que la camaradería entre algunas de esas pequeñas criaturas llamadas personas aún late, de forma constante y tenaz y por último hay locos y locas que hablan de que la sonrisa nunca fue secuestrada, pues habita en cada uno de nosotros, al igual que la esperanza, la felicidad, el amor, la amistad y dicen que eso son cosas que nunca se nos puede arrebatar.
 Quien crea que le ha sido arrancada la sonrisa debe buscar en ese pantano melancólico y atravesar el desierto desolado de su cabecita, para encontrar el punto en el que la sonrisa se desprendió de nuestro lado y recuperarla, dicen los locos y locas.
Lo cierto es que sentado en mitad de una madrugada extraña, tras embalar parte de mí en cajitas, pienso que esas pequeñas partes de mí lo son porque lo permito y enseguida caigo en la cuenta de que también puedo hacer que la sonrisa, el amor, y lo que quiera en realidad, puede ser parte de mí. En ese momento unas vibraciones positivas recorren mi cuerpo, me hacen sonreír y pensar que no es necesario seguir escribiendo, solo acostarme con una sonrisa, la misma con la que corresponderé al sol con sus primeros rayos de luz, tan familiares y tan nuevos en este próximo día.


No hay nada peor en esta vida como el perder aquello que te identifica, por ello, conócete, cuídate y nunca olvides que tú eres lo que cuides tu ser”.

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