sábado, 29 de agosto de 2015

Responsabilidad omitida, irresponsabilidad permitida.

En la actualidad, más que nunca, la sociedad se encuentra dividida por sub-grupos que podemos llamar "Tribus urbanas", modas o estilos de vida. Cada uno de esos grupos tienen unas características comunes, o no, en lo que respecta a su aspecto, ideología, manera de actuar, etc. Desde mi punto de vista, este suceso enriquece tanto a la sociedad, que cuesta explicarlo, ya que el desarrollo del producto cultural llevado a cabo por estos conjuntos de personas es inmenso.
Siendo algo más concretos y abandonando el marco cultural de nivel social, podemos decir que estos grupos cumplen unas funciones a nivel intraindividual, pues nos hacen sentir cómodos, dentro de un entorno que nos entiende y nos ayuda a realizarnos como personas, desarrollando nuestra capacidad de sociabilización, satisfaciendo la necesidad de pertenencia a un grupo, necesidad que todos tenemos a lo largo de nuestra vida.
El nexo que te hace sentir dentro de un grupo más que de otro puede ser algo tan simple como un estilo de música afín, que tu lectura favorita sean las distopias de Gorge Orwell o aldoux Huxley o que tu pensamiento político sea más o menos progresista.
Todo esto es parte de la vida en sociedad, un proceso maravilloso sucedido gracias a nuestra capacidad de razonamiento y a nuestra construcción social en un sistema en el que se nos permite -en cierta medida- mostrar y compartir nuestras ideas por todo el mundo. Aunque ,por desgracia no es oro todo lo que reluce, pues una persona a lo largo de su vida puede ir cambiando de grupo según sus preferencias e incluso puede llegar a sentir que pertenece a diferentes grupos y es algo normal, aunque lo peligroso ocurre cuando se dan casos de personas que están y no están en la sociedad, dicen ser de un grupo al que adoran y constantemente adulan, pero resulta que ese comportamiento lo extrapola a todos los grupos, son personas que NO SON NI DE AQUÍ NI DE ALLÍ, indefinidos que se ganan el respeto de todos los grupos para llevar a cabo sus actos más egoístas usando a todo el mundo posible, tratando de convencer a los extremos para ser ayudado en una causa individual, sin llegar nunca a aportar nada en ningún sitio y una vez agotadas las energías de ese grupo, el parásito migra hacia otro organismo social al que poder engañar.
Y esto ocurre en gran parte por la superficialidad de la sociedad en la que vivimos y con esto me refiero a que las ideas que surgieron en antaño ya no se usan, si no es para aparentar, es decir, antes pertenecer a un partido político significaba luchar con todas tus fuerzas por las ideas que ese partido, tu partido, promovía, mientras que hoy en día significa llevar una chapita de ese partido y gritar al adversario cuando el lider lo pida. Ser un Hippie suponía compartir unas leyes morales altamente estructuradas y basadas en el concepto de la paz, mientras que hoy día, tan solo supone llevar pantalones anchos y fumar marihuana y ejemplos así los hay a millones desde la óptica de esta sociedad globalizada por el mal camino. Abandonamos poco a poco la educación, no llegamos a conocer a penas la inteligencia emocional y mucho menos aprendemos a reflexionar sobre nuestras vidas, quienes están en ellas y quienes de verdad le dan valor a la misma y quién hace que nuestra vida se devalúe.
Creo, que como he dicho. esto es un peligro para el proceso de producción socio-cultural en una situación delicada como la que tiene ahora mismo España, bastante tenemos con políticos mentirosos como para tener también a nuestro lado a cobardes que mienten por egoísmo y destrozan por ambición.




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