domingo, 6 de enero de 2013

Desobediencia Lógica



   Dicen del ser humano, que presume de ser un ser vivo, el ser vivo por excelencia, el que se encuentra por encima de cualquier otro, animal o vegetal. Es este, el ser humano, el que ha sido innumerable veces tachado como el ser vivo más inteligente del planeta, aquel que posee un desarrollo intelectual fuera de lo normal comparado con los demás seres del reino animal.
   Un ser inteligente, capaz de usar un lenguaje, de vivir en sociedad, de pensar, de aplicar la lógica   para resolver problemas complejos, capaz incluso de autocriticarse y cuestionar incluso su propia existencia. A lo largo de los años, de los siglos, el ser humano ha criticado, pensado y filosofado sobre su existencia, la sociedad que le rodea y demás temas de interés que aún, hoy día están abiertos a debate con un sinfín de interrogantes con variados resultados posibles. Es este ser humano, el que con el tiempo ha conseguido evolucionar su pensamiento primitivo, lo que ha conllevado a una inevitable cadena de cambios de paradigmas en todos los aspectos de la vida, en la sociedad, en el ámbito político, en el individual, el teológico… y hoy día esta cadena no ha dejado de ofrecer cambios.
   Un claro ejemplo de evolución se puede ver en la diferencia entre los primitivos reinados severos, ansiosos por conseguir nuevos dominios, por sublevar al reino rival y las actuales democracias y proyectos de república, con derechos, justicia, acuerdos entre países y no intentos de sublevación. No cabe duda de que  otras ideas surgen, pues el ser humano no cesa nunca en la crítica. Ideas como abolición de democracias, pues ningún pueblo deber permanecer bajo el yugo de ningún soberano,  instauración de repúblicas puras, anarquismo con la consiguiente abolición del estado en sí, de toda forma jerárquica posible, planteamientos de vuelta atrás, de la concentración de los poderes en una sola persona…
   Mágico y aterrador a la vez, mentes tan similares las de los humanos y que puedan pensar de una manera tan distinta en algunas ocasiones, congestión de ideas contrarias que conducen a la confusión, riqueza intelectual por una parte, conflicto por otra. Quizá sea eso otra consecuencia de la constante evolución intelectual del se humano, tal vez no solo evolucione el pensamiento, la vista crítica sobre diferentes ámbitos que se hallan en debate infinito, sino que también evoluciona el conflicto provocado por las grandes diferencias de pensamiento. Pues, por ejemplo, la opinión de ceder la libertad a un soberano a cambio de vivir en sociedad, con derechos, deberes y bajo un estado de justicia es opuesta a otra idea, totalmente aceptable y lógica, como puede ser la de mantener en mí esa libertad total y esta oposición puede enfrentar a una población entera, dándose a conocer el lugar en donde cojea el ser humano pues el protocolo que se sigue frente a un choque de ideas contrarias consiste en hacer que prevalezca, del modo que sea, la idea que sea aceptada por el que, en ese momento, posea el poder de elección, da igual que sea un rey absolutista y sus cámaras correspondientes, un consejo de sabios o un presidente. Son desconocidos los casos en los que este protocolo  ha sido sustituido por otros medios de elección, por ejemplo un posible consenso, una fusión de ambas ideas o la elección del bien común y no el propio, es decir la elección que conllevará a un resultado más satisfactorio para la mayoría a pesar de que no sea esta elección la que se escogería de manera personal.
   Existen otros tipos de conflictos, exactamente conflictos de altura, por llamarlos de alguna manera, los cuales me han inspirado para escribir este texto. Estos conflictos se dan cuando el choque de ideas se produce entre el pueblo y el que lo rige, cuando este último solo busca su bien común y el de su alrededor sin importarle ser el cáncer que acabe con los súbditos a los cuales, según su título debe de guiar hacia un camino mejor, usando astucia y justicia. Estos conflictos parece que son en los que ahora se halla estancado el ser humano, ser superior por excelencia, ser inteligente, lógico y pensador. La actuación ante estos conflictos es de nuevo un debate inacabado con miles de respuestas, todas pensadas y criticadas, algunas tachadas de extremistas, otras por el contrario de sumisas o pasivas. Esta profunda grieta parece ser la que frena por ahora el ser humano.
Como ser humano, ser inteligente, lógico y pensador me gusta introducirme en esos debates infinitos y pensar posibles soluciones, pienso si sería correcto aceptar que el que nos guía, el que rige sobre nosotros, tome la decisión pensando en el bien propio y no en el común, pues es él el que nos guía, pero rápido tacho esa opción, pues yo ofrezco mi libertad a cambio de un bien común. Se me pasa por la cabeza también, que está en mi mano equilibrar la balanza, quizá fuese correcto aumentar el nivel de radicalización en los actos en contra del que nos dirige con el fin de recuperar ese anhelado bien común, pero recuerdo que también tengo unos derechos y obligaciones aparte de un código ético y moral, por lo que de nuevo tacho otra idea, que sin duda prometedora aparentaba ser en un principio. Sin saber como, se me aparece ante mí una idea, un concepto, que yo mismo tengo el placer de moldear, lo decido llamar desobediencia lógica, cuesta explicarla pero es sencilla.
   La desobediencia lógica se basa en la recuperación de la libertad total, perdiendo los derechos como ciudadano de la sociedad, pero perdiendo a la vez los deberes como parte de ese conjunto. Pero no solo consiste en conseguir la total libertad, sino en usarla de manera inteligente, con el fin de obtener ese preciado bien común que tanto se desea y que es arrebatado por el mismo que nos subleva, por el mismo que se opone a que recuperemos nuestra libertad. Es una idea que me tienta, la desobediencia lógica o rebelión por el bien común, una idea sencilla, pero frágil, es un destello de luz, que de nuevo por el ser humano, puede ser criticada, por extremista bajo unos ojos sumisos, por débil ante unos ojos radicales, por utópica frente a ojos de los que olvidaron luchar, pensar y vivir.
   Ignoro cuantos años, siglos incluso, tardará el ser humano en salir de esta grieta, pero lo que sí se seguro, es que desde hoy comienza mi desobediencia lógica, en busca del bien común, del camino correcto, hoy comienza la difusión de mi idea.

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