miércoles, 24 de octubre de 2012

Tercer día.



   Las doce y treinta y ocho de la noche, una noche de otoño con olor a verano, una luna oculta y mi camiseta sudada.
   Estoy exhausto y solo llevo 20 minutos de prácticas,  sé que es poco y más para mi tercer día, pero supongo que va en mi naturaleza ser impaciente. Esta vez ha sido el “Longboard” lo que me ha cautivado, videos de youtube, el nacimiento de una tribu urbana con principios que me seducen, la posibilidad de encontrar más adrenalina y más riesgo… en fin, tiene mi nombre.
   Pero de nuevo busco frutos sin antes haber plantado el árbol, de nuevo caigo, al ver que no avanzo, en mi mundo particular. Pero esta vez lo veo diferente, es una cosa que me encanta, el escaparme de casa en silencio o con excusas como hoy y verme ahora, con la tabla a mi lado, la mochila y mi chaqueta como abrigo y el cuaderno en mi regazo, no tiene precio.
   Mi madre no sabe todavía que tengo el longboard, y de mis amigos pocos lo saben, no quería escuchar desánimos desde el principio. Para sacar el longboard de mi armario, su escondite, a la calle, espero a que todos vean la tele o duerman para bajar al perro y es enn este momento cuando lo saco de casa y lo escondo en el cuarto de fuera de casa donde guardo mi bici. Es un cuarto sucio, lleno de cables y polvo, que como yo digo lo he oKupado.
   El primer día que cogí el longboard, es decir, hace 3 días, fue en Valdemoro, junto a mi amigo Pablo, gracias al cual, me ahorre unos eurillos en la adquisición de mi tabla. Ese dñia me llevó a una placita, de suelo agradable para el patinaje y me enseño lo básico. Me lo pasé muy bien, pero ya entonces empecé a obsesionarme con que  no avanzaba con mi progreso.
   Hoy me he dado cuenta de que mi progreso no puede crecer porque ni siquiera he empezado, de hecho, al darme cuenta de eso, es cuando a comenzado mi progreso y aumentado mi constancia. Para animarme he pensado en malabares, ya que es un arte que siempre ví incapaz de dominar y hoy día gracias a la constancia manejo sin problemas.
   Hoy he bajado la cuesta más pronunciada de mi barrio y me he tirado muchas veces, pero sin conseguir que mi tabla derrape, creo que todavía es pronto,  pero ya me imagino el día en el que llegue el capitulo en el que te cuente mi primer derrape, se me escapa la sonrisa solo de imaginarlo.
La gente mira raro, la mayoría no saben sobre que estoy montado, o piensan que tengo un tick raro en la cadera, pero me da igual, me dispongo ha aprender y es lo que haré.

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