domingo, 24 de noviembre de 2013

Responsabilidad, el valor perdido.

   Monstruos, ladrones o locos todos aquellos que fundaron una secta, pero consideramos una eminencia, un referente y hasta un cargo político al jefe de la religión cristiana, al Papa.
   Noticias sensacionalistas que se oponen unas a otras, dependiendo de su procedencia, atacarán aún bando u otro. Bandos generados por ideas ajenas a dichas personas, ideas que matan, ideas egoístas.
   Cada vez más normalizadas las protestas del pueblo por los de arriba, cada vez menos implicación del pueblo por la falta de responsabilidad, por exceso de egoísmo. Cuatro gatos que pierde la voz en la calle mientras que los demás conviven con el miedo en casa entre hambre y temblores.
   Como podéis suponer quiero hablar, aquí y ahora, de la falta de implicación y responsabilidad que existe en cada uno de nosotros y nosotras, tanto en lo que a sociedad se refiere como a nosotros mismos y mismas.
   Todos los días nos quejamos del Gobierno, de la crisis, del paro, del hambre, la pobreza, de Europa, de guerras, y un sinfín de cosas más. Pero no nos movemos por cambiar esto, incluso cuando se nos pone en bandeja que participemos en cambiar, cuando tenemos la oportunidad de secundar una huelga, asistir una manifestación, protesta u otro método reivindicativo, miramos a otro lado y nos excusamos en banalidades como qué: "es que no puedo permitirme faltar al trabajo/ colegio/ instituto..." o simplemente ignoramos la importancia de nuestra implicación y decimos: "No me apetece", "No sirve para nada" etc.
   Y es aquí donde reside el problema, y es que si del 100% de las personas que demandan cambios, el 90% no valora de manera responsable lo que implica su implicación, el resultado será el actual panorama nacional.
Hemos sustituido nuestra libertad por prohibiciones, nuestros derechos por un sofá, nuestras quejas por una TV mentirosa, generadora de desigualdades e irresponsable.
No creo que lo que de verdad pienso sobre el tema, esté plasmado en este texto, por lo que tan solo te propongo un ejercicio, para que puedas acercarte a mi idea: "Si un policía, hiere o mata a un protestante. A ojos de los medios de comunicación y de la opinión de los de arriba, este será un héroe que ha frenado a un terrorista en potencia, posiblemente de ultraizquierda. Pero si invertimos el caso, si es el protestante el que hiere o mata, nunca se nos pasaría por la cabeza considerarle un héroe al servicio del pueblo". Queda aquí patente cómo nos controlan, nuestra opinión ya no es nuestra, está sujeta a lo que quieran que opinemos los de arriba y hasta que no empiecen las radicalizaciones ultra derechistas y nos veamos rodeados de mierda, injusticia y precariedad absoluta, no empezaremos a movernos, tal y como deberíamos hacerlo ahora.

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