Cada
día más harto de escuchar, con progresiva reiteración, frases como “Es lo que
toca” , “Hay que aguantarse y dar gracias” y similares sandeces fruto de la
sumisión que este planeta mastica día a día. Más hasta las narices de ver como
los que luchan caen y se rinden y sobre todo hastiado al ver que esto no para,
cada día es más difícil vivir y el ser humano que vive en sociedad está
cambiando a peor. El ser humano de ahora, considera libertad al hecho de tener
el dinero suficiente como para mal pagar una casa, una alimentación para su
familia y para pagar necesidades básicas, ahora de índole privada con fachada
pública, sin importar lo más mínimo el tiempo que haya invertido en el trabajo,
sin importar porque suelas deambule su dignidad. El ser humano de la actual
sociedad afirma y alega públicamente que mientras tenga el dinero suficiente para
salir a flote, va sobre ruedas y que da gracias a ello, olvidándose por
completo de lo que verdaderamente es la libertad, pasando por alto su corazón,
su bienestar y el de los demás.
Y es
que vivimos en un mundo en el que cada vez somos más dependientes del dinero y
cada vez hay menos. Un mundo en el que se infravaloran los estudios, la
profesionalidad, las personas y su dignidad. Vamos directas a un oscuro pozo de
sumisión y pasividad que afecta a las mentes más jóvenes y revolucionarias.
Puede
ser que esta opinión la comparta más de la mitad de la población, pero desde
casa no se soluciona nada, el apoyo moral no sirve de nada contra porras,
pelotas de goma, desahucios, privatizaciones y leyes injustas. Cada frase contaminada es un
lastre para la pacífica batalla de la libertad, cada mirada gacha un paso
atrás y cada grito callado un obstáculo más.
“Tal vez sea hora de abandonar el bien propio y coger el relevo del
bien común que tanto anhelamos”
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