Sin colores.

Escribo desde mi habitación, en una localidad perteneciente a la capital de un país que tiende a mirar atrás, que le seduce volver a fechas anteriores a 1975. Este diestro país, es vapuleado y amenazado por la comunidad a la que pertenece, por favorecer las necesidades económicas de dicha comunidad. Efectivamente, hablo de España, el mismo país que renuncia a cumplir la reciprocidad del contrato social, solo por contentar a la Comunidad Europea. El mismo país que no ha evolucionado para que los que más tienen sigan teniéndolo, atentando contra la dignidad de las personas. El mismo país que no solo oprime, sino que también intenta asesinar a toda organización y movilización social que se marque como objetivo el de progresar o mostrar el descontento popular.
A tal punto ha llegado la situación, que ninguno de los colores del arco-iris sirven para posicionarme. El azul te lleva de cabeza a una dictadura encubierta, el rojo ya no tiene fuerza, y los demás son intentos fallidos, sin alternativa.
En este día en el que esta broma de país, es regido por una azulada sombra, yo me siento un sin color, un luchador que intenta encontrar maneras diferentes y justas de realizar las cosas, sin la mirada gacha, con el puño en alza, sin rendición.