Pensamos que tal vez los barrotes no fueran suficientes, que
puede que la cerradura quedara abierta o que alguien le dejara escapar, pero la
verdad es que el tiempo es un todo, imposible de capturar, de retener, es una
montaña de arena que se consume de forma inevitable y de forma imperceptible
para el arrogante humano que cree tener poder sobre todo lo conocido y lo
desconocido.

Abandonándose, consumiéndose por su presa más ansiada, va
desapareciendo, sin valorar lo que nunca
volverá a recuperar. La fugacidad del
tiempo, que ha mantenido su desafío con el ser humano desde su existencia,
sigue su rumbo, mientras que nosotros seguimos desviando el nuestro, tratando
de encontrar la forma de recuperar el tiempo perdido, en lugar de aprovechar el
que nos queda.
“¿Eres de los que ves
en un día 24 horas o de los que ve en un día una oportunidad de disfrutar la
vida?
Excelente amigo.
ResponderEliminar